Sobre el Océano, el Amor, la Guerra y el Tiempo.
Era la hora en que concluía el crepúsculo náutico. El Sol había descendido doce grados por debajo del mar. Por encima de este, unas nubes altas y lejanas teñían de encarnado el horizonte. Más arriba, conforme la vista ascendía hacia el cénit, el aire iba pasando por todas las tonalidades del azul, desde el cian más tenue hasta el zafiro más intenso. Mucho más allá de nuestra atmósfera, y brillando a través de ella, los planetas Venus, Marte y Saturno coincidían en su danza orbital formando una conjunción que adoptaba la figura de un triángulo casi rectángulo flotando sobre las aguas atlánticas. Por último, en los mismos confines del alcance de nuestros ojos, algunas estrellas de la constelación de Virgo (Pórrima, Zaniah, Zavijava) comenzaban a apreciarse, muy débiles aún en el fulgor del ocaso.

Conjunción de Venus, Marte y Saturno sobre el Atlántico. Foto del autor tomada el 4 de agosto de 2010. Sony F717, 5″ de exposición a f/2 e ISO 100.
El cuadro que la naturaleza ofrecía en aquel momento era un regalo para los enamorados, con Venus, la misma diosa del amor, presidiendo la escena. Pero el fiero Marte, el dios de la guerra, junto a ella, nos recordaba que, en ese mismo punto de la costa gaditana, hace 199 años (un suspiro en términos astronómicos), diez mil españoles, dispuestos a liberar a Cádiz de su asedio y auxiliados por algo más de cinco mil aliados británicos y portugueses, trababan batalla con otros diez mil soldados del invasor ejército imperial francés. La contienda dejó cerca de cuatro mil cadáveres sobre las arenas, franceses en su mayoría, pero no decidió nada: las gaditanas volvieron a hacerse tirabuzones con las bombas que los fanfarrones siguieron tirando, y Saturno, el tiempo, prosiguió su discurrir mientras los planetas, ajenos a esos mínimos movimientos de materia orgánica sobre la corteza terrestre, continuaban el sereno trazado de sus órbitas.
¡Cuál ignorancia la mía! Creía que estabas hablando de la batalla de Trafalgar, y claro, no me cuadraba nada 🙂
Por cierto, Saturno, o Cronos, tuvo su templo en lo que hoy es el castillo de San Sebastián de Cádiz, si no me equivoco.
Quizás me haga de la religión de los dioses griegos, mucho más divertida que las que nos ofrecen ahora 🙂
Bueno, prefiero seguir mirando al cielo que a las personas, que me embalo 🙂
Por cierto, algo que hay que hacer ya con la dichosa página de terra, que todo el mundo se ha encontrado este verano buscando información sobre las perseidas.
Y la presencia en las redes sociales, tanto Facebook, Tuenti y Twitter es esencial, si queremos que nos encuentren.