Reivindicación de la miniluna
Como nuestro compañero Agustín nos recordaba hace unos días, anoche tuvimos eso que un astrólogo cuentista bautizó como “superluna”.
No fue para tanto. Es cierto que anoche concurrían unas circunstancias excepcionales de cercanía de la Luna y de fase llena que no volverán a darse en decenios. Sin embargo, lo inusual de tales circunstancias no significa que, a simple vista, ni el tamaño ni el brillo de la Luna fuesen particularmente extraordinarios.
Por otra parte, aunque la fascinación por lo grandioso es algo muy humano, conviene recordar que también se da el fenómeno inverso —y no menos notable— de que la fase de Luna llena coincida con su momento de mayor alejamiento de la Tierra. Esto da lugar a lo que podríamos denominar, aplicando la misma lógica, miniluna.
Y, en realidad, no hay tanta diferencia entre una superluna y una miniluna, y menos aún entre cualquiera de las dos y una Luna común.
La siguiente composición muestra dos imágenes de la Luna llena tomadas por el autor de este artículo, con varios meses de diferencia, en el momento del perigeo (superluna) y del apogeo (miniluna). En ellas se aprecia la relativamente escasa diferencia de tamaño que existe entre la súper y la mini. Si medimos el diámetro de una y de otra en píxels, obtenemos que la superluna es sólo un 13% mayor que la miniluna.
Si atendemos a la superficie del disco lunar, evidentemente, la diferencia es mayor pero, incluso así, no llega a alcanzar el 30%. Esta diferencia de superficie se aprecia mejor si superponemos ambas imágenes.
La razón de la escasa diferencia entre superlunas y minilunas es que la órbita de la Luna alrededor de la Tierra es casi circular y, por tanto, la oscilación de la distancia entre ambos astros es muy reducida. En esta otra imagen, se muestran en la misma escala los tamaños de la Tierra y de la Luna, así como las distancias que las separan en el momento del perigeo (superluna) y en el momento del apogeo (miniluna).
Sí, las minilunas también existen. Son tan excepcionales como las mediáticas superlunas, y tampoco es que sean tan pequeñas. Los plenilunios de junio de 2017 y julio de 2018 nos darán las próximas ocasiones para experimentar el placer minimalista de su contemplación.
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